Tomado del Periódico Hoy
Estimaron que es necesario un gobernante tenga temor de Dios. El tema fue tratado en el panel “El Gobierno, los líderes y el rol de la Iglesia en la esfera política”, organizado por Acción Cristiana, el cual tuvo como expositores a Fidel Lorenzo, presidente del Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (Codue); Otto Sánchez, pastor de la Iglesia Bautista Ozama; José A. Flaquer, presidente del Grupo Acción Cristiana, y Sugel Michelén, miembro del consejo de pastores de la Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo, que se llevó a cabo en la Biblioteca Nacional.
Rechazaron el hedonismo y amor al dinero de muchos líderes, porque genera violencia, odio y miseria humana.
El objetivo del panel es levantar la consciencia de los cristianos de República Dominicana para que conozcan lo que dice la palabra de Dios acerca de lo que es un gobierno y un líder a la manera de Dios y que se pueda establecer la diferencia al ejercer sus deberes cívicos y el voto electoral.
En su intervención, Fidel Lorenzo dijo que los cristianos están llamados a preservar la familia y la sana convivencia entre las personas a través de acciones apegadas al ordenamiento y valores cristianos.
Mientras el pastor Otto Sánchez planteó que muchos líderes de partidos políticos se interesan más por el voto de los cristianos que por su voz, por lo que el votante debe evaluar entre quienes realmente actúen con decencia, respeten y estén al servicio de la población.
Se preguntó que consecuencia puede tener para una nación si la persona que gobierna no abraza los principios cristianos, respondiendo que los resultados serían una nación que marche hacia el colapso y la incivilización.
Consideró que los gobernantes deben escuchar al pueblo y consideró que la grandeza de un país se mide por sus valores morales y respeto a la vida. Estimó peligroso una persona que no tiene límite en su accionar, porque podría incurrir en situaciones que perjudiquen a todos.
Un gobernante debe saber que un creyente verdadero nunca será de la oposición, dijo, tras señalar que quien dirige una nación debe escuchar a quienes lo adversan. Estimó que un gobierno al servicio de Dios y del pueblo es aquel que defiende a los ciudadanos, la soberanía nacional, que no permite injerencia extranjera, que protege la moralidad y frena la indolencia y los actos impunes.
Afirmó que las autoridades deben combatir lo que daña la moralidad del pueblo, porque un gobernante está para proteger y orientar al pueblo; manejar los recursos del Estado con honestidad, ya que es el administrador de los recursos, no el dueño.
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