miércoles, 29 de agosto de 2012

Anabell Alberto: “No quiero hijos ni creo en el matrimonio”

Escrito por: Cynthia Abreu 
Tomado del Periódico Hoy
para Metido Al Medio Cristiano 
Adaptación de Texto: Troi Orlando Espejo

La presentadora de televisión y radio no titubea cuando emite sus opiniones. Su seguridad se impone y como buena abogada defiende sus convicciones a capa y espada

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Anabell Alberto
Yo sé lo que quiero y dentro de mis planes no está casarme, ni tener hijos. No seré un maniquí de la sociedad, que te presiona para actuar como el común”, así de claro plantea Anabell Alberto, una mujer que rompe los cánones establecidos,  su perspectiva de vida. 

La presentadora de televisión cree en el amor, mas no en un documento que “determine si puedes vivir o no con una persona”. Y aunque es sumamente reservada con su vida privada, reconoció que tiene pareja y que prefiere la unión libre.

“Tengo una mente muy europea, soy  “open mind”. Creo que  puedes mudarte con la persona que consideres, el tiempo necesario. El matrimonio es un contrato que  firmas de mutuo acuerdo y que puede romperse en cualquier momento”, precisó.

Explusada la iglesia cristiana evangélica. La también abogada defendió cual si estuviera en un estrado su criterio respecto a los hijos. No me veo con hijos. Eso del instinto materno es algo que se han inventado”. La locutora dijo que disfrutará  los hijos que tengan su hermana o sus amigas, “así de simple”.

Todo ese parecer de Anabell -y el hecho de sostenerlo públicamente- le costó su expulsión de la iglesia “Más que vencedores”. 

“Un día me hicieron una entrevista, yo dije que  me congregaba en una iglesia donde  no iba con algunos de sus preceptos como, por ejemplo, que el hombre debía ser la cabeza del hogar, que tienes que casarte y tener hijos. Por esas declaraciones   la pastora me reclamó. Me dijo que debí quedarme callada y me recomendó que no volviera a la iglesia. Yo entendí que sencillamente me botaron.

A pesar de lo sucedido Anabell afirma que cree en Dios, “pero no en uno convencional”. Mantiene intacta su fe cristiana.

“El Dios en el que yo creo es amoroso, no castiga, ni manda desastres naturales”. Esta mujer de personalidad arrolladora aclara que no es  egocéntrica, como pudiera parecer por sus palabras. “A mí me conmueven muchas cosas, por ejemplo, el abuso a los niños y el maltrato a la mujer”. 

Contra el feminicidio.  La conductora de “El escándalo del 13” piensa dedicarse precisamente a una fundación que trabaje contra el maltrato de género.

Y es que dice ha vivido de cerca el abuso contra las mujeres. Revela que algunas amigas suyas fueron  maltratadas por sus  novios al punto de tener que ingresarlas a un hospital. “Me he involucrado en la causa de la defensoría de la mujer en  un desfile de novia que se realiza anualmente en la Universidad Autónoma de Santo Domingo  en conmemoración a Gladys Ricart, quien   fue asesinada el mismo día de su boda, en Nueva York,  por un dominicano”.

“Me impactó mucho verlo en ‘Mentes criminales’ y cuando me llamaron de la UASD para formar parte de esto, acepté la propuesta”. Por esa razón Anabell exhorta a las mujeres a empoderarse y tener claro que celos no es sinónimo de amor, sino de maltrato psicológico.“Para combatir los feminicidios hay que endurecer las leyes y hacer que los agresores cumplan sus condenas, pero esa no es la solución, hace falta educación y seguimiento psicológico a víctima y victimario”, explica. La talentosa comunicadora  quiere ejercer su última carrera, el derecho, en el área penal. “Saldré del mundo artístico a los estrados, me preparé para eso”.

Carrera. Anabell tiene 15 años en los medios de comunicación y ha dividido ese tiempo  entre la radio, la televisión y las relaciones públicas. Al hablar del controvertido tema de la capacidad y la belleza asegura que “la belleza es importante, talento tiene cualquiera, pero el dominio del día a día y las páginas para la izquierda para  poder asumir cualquier reto, eso sí le falta a muchas personas”. La joven  quiere tener su programa propio donde mezclará lo jovial con un periodismo  más formal.

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